El papel del ceo frente a la agenda 2030

EL PAPEL DEL CEO FRENTE A LA AGENDA 2030

El CEO es una figura clave para la transformación interna de las empresas y su compromiso con el entorno. Su liderazgo visionario determinará su capacidad de contribuir al crecimiento económico inclusivo y sostenible dictaminado por los Objetivos del Desarrollo Sostenible.

Por Ángel Alloza | CEO de Corporate Excellence

Las empresas tienen, en el nuevo contexto en el que nos encontramos, un papel vital en la sociedad. El humanismo empresarial es cada vez más importante para la Globalización 4.0 en la que estamos inmersos, y de la que tanto se habló durante la última cumbre del World Economic Forum. La carta de Larry Fink, CEO de BlackRock, uno de los grupos de inversión más grandes del mundo, ya lo dejaba claro: el beneficio llegará de la mano del propósito, de la creación de valor a largo plazo, de la gestión excelente de los intangibles. Fink no se refería a que las empresas tuvieran que resolver todos los problemas sociales, sino a la necesidad de identificar en cuáles se puede hacer una contribución significativa y coherente teniendo en cuenta el propósito de la organización.

Por eso mismo es importante tener siempre en mente una fecha no tan lejana; 2030 está a la vuelta de la esquina, y aún no tenemos los deberes bien hechos para afrontar con éxito los compromisos que asumimos. Recordemos que, en 2015 y con apoyo de la ONU, más de 150 jefes de Estado y de Gobierno se reunieron para aprobar la Agenda 2030, que contiene los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que, desde 2016, rigen los esfuerzos de los países para alcanzar un mundo más sostenible. Los negocios deben contribuir a la consecución de estos ODS para cambiar las cosas de cara a 2030. Y aquí es, precisamente, donde entra la labor del líder, del CEO.

Como bien sabemos, una organización no puede adoptar ningún tipo de transformación sin el apoyo de la parte directiva. Este es un punto fundamental para poder crecer y cambiar, e influye directamente en la cultura de la empresa. Pero su compromiso debe ir más allá de apoyar o no iniciativas internas. El CEO debe ser un líder capaz de unificar a todos los empleados alrededor de una idea y unos valores férreos, y conocer el contexto en el que nos encontramos para crear un discurso auténtico y que unifique los intereses de la compañía con los de la sociedad. La capacidad de comprensión y reflexión en un contexto lleno de ruido también es una de las características clave que todo CEO del futuro debe tener, según el cuaderno La reputación del directivo. Un valor imprescindible, de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE).

Así, poco a poco, y de la mano de un verdadero líder, la empresa se va haciendo más humana. Estamos viendo cómo los intangibles se introducen en los consejos de administración. Sabemos que, actualmente, el 52% del valor empresarial mundial es intangible, aunque casi el 80% está totalmente oculto, como nos reveló la última edición del Global Intangible Finance Tracker (GIFT 2019) de Brand Finance. Eso nos indica que, a partir de ahora, toda empresa necesitará considerar estos activos para formar parte del futuro. Volvamos de nuevo a la carta de Larry Fink: el propósito y el beneficio irán, a partir de ahora, siempre de la mano.

Nos hemos comprometido a lograr unos objetivos, y debemos alcanzarlos de la mano de estos líderes capaces de leer las necesidades reales de la sociedad en que vivimos y de hacer una contribución positiva a través de sus negocios; y no hablamos de acciones superficiales, sino de enfocar las actividades de las empresas al bien común y a la generación de valor compartido. Y esto solo se puede lograr con líderes auténticos que transmitan los valores en todas las áreas de la compañía. Los valores corporativos y la cultura de una organización determinan sus comportamientos, y estos demuestran cómo piensa una organización realmente. De ahí la importancia de estos para transformar a las organizaciones.

«El beneficio llegará de la mano del propósito y de la creación de valor a largo plazo»

Ahora que estamos todos unidos, 2030 es solo una fecha simbólica. Detrás vendrán muchas más. Pero esto no debe asustar; estoy seguro de que, teniendo en cuenta el cambio que se está produciendo, vamos a estar preparados para aceptar y asumir cualquier reto que se nos presente. Y, para ello, necesitamos líderes capaces de comprender el mundo, pero sobre todo de encontrar sinergias entre la creación de valor a corto y largo plazo.


Este artículo se incluye en el especial “Mucho por hacer” de Ethic y Marcas con Valores.

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