EL VIAJE DE EUROPA HACIA LA GENERACIÓN Z

Pocos términos de nuestro diccionario resultan tan estimulantes como la palabra viaje. Pocas edades tan absorbentes como los 18.

Probablemente para dar respuesta a esto el Grupo Popular Europeo proponía regalar un pase Interrail, que permite recorrer en tren hasta 30 países del viejo continente, a los jóvenes que cumplan la mayoría de edad. ¿El objetivo? Despertar su conciencia europea.

Así lo recogen distintos medios como Expansión, que ubica este debate en “un plan para fomentar el europeísmo”. “Es una de esas propuestas a las que es difícil oponerse en Bruselas, especialmente en momentos como el actual, donde la UE se ve amenazada por el populismo euroescéptico y por movimientos históricos como la salida del Reino Unido”.

Problemas logísticos y de costes aparte, es una propuesta que puede servir para atraer a los jóvenes hacia el concepto de “comunidad europea”, liberando a este término de connotación económica y acercándolo a un concepto más orientado a sociedad. Y es que, como recoge La Vanguardia, “según el estudio “Generation What”, promovido por la Unión Europea de Radiodifusión (EBU), alrededor de un tercio de europeos no conoce a nadie en otro Estado miembro, y casi un cuarto (23%) no habla ninguna lengua extranjera.”

Además, no podemos olvidar que, si finalmente se pone en marcha este proyecto, sus usuarios serán la generación Z, aquellos nacidos a partir de 1994, unos jóvenes “educados en la crisis y que recuperan la conciencia social”, según Daniel Verdú, columnista de El País.

Esta generación es la que viene detrás de los millenials, grupo que trae de cabeza al mercado por ser mucho más exigente en su reivindicación de transparencia, sostenibilidad y compromiso social. Y aun así, los Z van un paso más allá que sus predecesores.

Criados en la diversidad, la generación Z convive en un entorno de pluralidad desde su nacimiento, ya que como indica el estudio “Generación Z, el último salto generacional” elaborado por Deusto Business School y Atrevia, la población extranjera se ha multiplicado casi por 13 desde 1992.

En este contexto, se han educado en la experiencia de compartir más que en la de crear, aprendiendo de la economía colaborativa y viviendo en un mundo que piensa en futuro y que empieza a tener una conciencia mayor sobre la ética.

En definitiva, un público que demandará a Europa mucho más de lo que es hoy en día, obligándola a proponer proyectos tan disruptivos como es el caso del Interrail gratuito. Quizás así, el viejo continente se convierta en el continente de estos jóvenes, siendo su compañero de viaje y eliminando las barreras que para esta generación ya no existen.

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