slow beauty cosmética sostenible

Slow beauty: calma para cuidarnos… y empoderarnos

Cuidado

  1. m. Solicitud y atención para hacer bien algo.
  2. m. Acción de cuidar (‖ asistir, guardar, conservar). 

La búsqueda del cuidado y la belleza son actitudes intrínsecas al ser humano y constituyen el más antiguo momento de intimidad y de introspección. Hablar de belleza es hablar de cosmética –término procedente del griego kosmeitikós, referente o relativo a la ornamentación– que, aunque forma parte de las rutinas de nuestra especie desde la prehistoria, no obtuvo el significado o la importancia que le concedemos hoy en día hasta nuestros antepasados de la civilización egipcia. Estos mejunjes milenarios partían en sus inicios de elementos de origen animal o vegetal y, con el paso de los años y la evolución de la ciencia y tecnología, tanto los procesos de elaboración como sus componentes incorporaron nuevos ingredientes químicos.

En el reino de la prisa, el cuidado personal implica, sobre todo, una idea de empoderamiento: decidir dedicarnos una pausa para mimarnos a nosotros mismos es una manera consciente de demostrar que somos dueños de nuestro tiempo. Dentro de la vorágine que nos ocupa, el uso de la cosmética hace honor a nuestros rituales más primigenios y trae consigo un resquicio de esperanza, paz y orgullo, como el que nos aporta observar cómo crece una planta que hemos regado con esmero. Ese es el auténtico espíritu de los productos cosméticos: florecernos.

Al igual que ha sucedido en otros sectores como el de la moda, la arquitectura o el diseño, que hace años hicieron suya esa tendencia por lo slow, el sector de la cosmética también ha escuchado las reclamaciones de usuarios que se preocupan por reducir su impacto medioambiental sin renunciar a sentirse cómodos en su piel y apuestan por la calma y la paciencia, por dedicarnos más tiempo y de mayor calidad para cuidarnos sin descuidar lo que nos rodea, lo importante. ¿Ha llegado el momento de la slow beauty?

La pandemia y el cambio de paradigma de los cuidados personales

Es prácticamente imposible hablar de cualquier tema que nos ocupe sin mencionar la irrupción de la pandemia y, mucho menos, si el tema en cuestión está relacionado con los cuidados. Los confinamientos y las restricciones sociales y comerciales son los principales factores que han transformado la industria de la perfumería, la cosmética y los productos de higiene personal. Antes de la aparición del coronavirus, el sector registraba un incremento consecutivo en sus ganancias durante cinco años que se vio interrumpido por primera vez en 2020, con una caída histórica del 11% según registró el PIB en nuestro país.

Más allá de lo evidente, como la reducción de eventos de carácter social, el uso de la mascarilla y la distancia interpersonal, la pandemia ha sido un punto de inflexión para la sociedad y sus hábitos de consumo. Todos los acontecimientos de tan importante calibre siguen un patrón particular: choque-cambio y forma. Así, tras el impacto sufrido en marzo del pasado año, el sector de la cosmética se ha reinventado para adaptarse a las nuevas circunstancias y expectativas de los consumidores.

Tras cinco años de crecimiento, el sector de la cosmética registró una caída del 11% en sus ingresos en 2020 tras cinco años de crecimiento

Existe una imparable tendencia hacia un estilo de vida más natural y saludable, alejado de nuestro anterior frenesí relacionado con la compra irracional o casi compulsiva. El contexto pandémico ha puesto el cuidado personal propio y de nuestro entorno entre nuestras prioridades, y por ello el sector vira hacia corrientes ecológicas y respetuosas con el medio ambiente, haciendo de estas características su mayor fortaleza: las empresas y los consumidores están en un proceso de readaptación a un nuevo contexto que determina el camino a seguir por un nuevo perfil de consumidor más consciente y sostenible que apuesta por esta slow beauty.

El cambio de modelo no solo atiende a los ingredientes y procesos, sino que se centra en unos consumidores que ahora reclamamos un tipo de producto distinto al predominante en nuestra rutina cargada de relaciones sociales. La categoría de perfumes y el maquillaje han sido las más afectadas por las medidas que han restringido los contactos, mientras que los productos del cuidado de la piel y cabello y los relacionados con el aseo e higiene personal son ahora los más consumidos.

Cuatro marcas que entienden y promueven la slow beauty

Desde la selección de ingredientes, la formulación y la fabricación de los productos, hasta la elección de envases de los productos, en los últimos años muchas marcas de cosméticos han nacido o se han transformado para, de nuevo, estar al servicio de la sociedad y del planeta. Aquí están cuatro de ellas.

Freshly Cosmetics

Freshly Cosmetics es una firma creada en 2016 por Mireia Trepat, Miquel Antolín y Joan Miralles con sede en Reus. Es una marca de productos cosméticos elaborados sin fenoxietanol, sulfatos, siliconas, ni ningún derivado del petróleo o perfumes sintéticos. El 95% de sus envases son de vidrio o aluminio y su packaging es de kraft y madera 100% reciclable. Toda su producción, además, se realiza de forma local en España: sus productos se producen y envasan localmente en laboratorios de Barcelona, y sus envases de aluminio se fabrican en Álava, sus etiquetas en Sant Sadurní d’Anoia y las cajas son de cartón reciclado de bosques sostenibles en Zaragoza y Amposta.

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Además, llevan a cabo diferentes iniciativas ecológicas, como su programa de colaboración con We Forest, la ONG que mayor impacto ha generado sobre la reforestación en el mundo y con la que con cada compra se colabora a plantar árboles en zonas deforestadas de Zambia y Brasil. Desde sus inicios, ya han conseguido plantar más de 270.000 árboles.

The Body Shop

Esta firma, nacida en Brighton en 1976, defiende desde sus inicios un enfoque radicalmente diferente al de las grandes empresas del sector de la época. Se autodefine como una empresa con propósito que busca generar beneficios económicos mediante la defensa de principios éticos, entendiendo la empresa como una fuerza del cambio positivo.

the body shop

Sus productos nunca han sido testados en animales y defienden el comercio y trato justo con agricultores y proveedores. Utilizan ingredientes naturales y éticos y envases reciclados y rellenables. Además, defienden y promueven una belleza diversa alejada de los cánones estéticos establecidos, donde «las personas se sientan bien sin querer cambiar sus cuerpos».

Lush

Lush es una compañía británica que destaca por su compromiso con la reducción de residuos procedentes de envases, siendo pionera en la fabricación de productos en formato sólido, como sus jabones y champús. Los cosméticos en formato sólido, además de no requerir embalaje, son mucho más duraderos, ya que están elaborados a partir de compuestos naturales y principios activos altamente concentrados, debido a que su composición carece de agua. Los productos sólidos o en polvo de Lush, además, vienen envueltos en algodón orgánico reutilizable.

lush slow beauty

La empresa se mantiene en constante innovación, gracias a su departamento interno de I+D que se centra en garantizar su frescura y originalida: cada uno de sus productos cuenta con una etiqueta que señala quién elaboró el producto y su fecha de caducidad.

Saigu

Saigu Cosmetics es una marca española de cosmética natural que se caracteriza por hacer productos de calidad para todo tipo de personas. Como explican ellos mismos en sus plataformas, hacen uso de la inclusión, sin dejar fuera a nadie, son empáticos y apuestan por el uso de ingredientes ecológicos y de proximidad, desde la producción hasta el envasado, que realizan en su propio laboratorio.

saigu slow beauty

«Desde la selección de materias primas, la formulación y fabricación de los productos hasta la elección de frascos, envases y packaging se hacen priorizando la sostenibilidad y el respeto por el planeta por delante de los costes o beneficios económicos», reza su página web. En ella también se explica la visión de la marca sobre la perspectiva ética y la importancia de la calidad de los ingredientes naturales de sus productos.

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