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Salvar los océanos desde tierra firme

Por Laura Zamarriego

Ese gigante azul que Pablo Neruda describió como «la piel desnuda del planeta», el mismo que Joaquín Sorolla iluminó de color mediterráneo, aquel que Katsushika Hokusai representó como una «gran ola», símbolo de la relación del hombre con la naturaleza, está hoy herido de guerra. La contaminación marina, el cambio climático y la sobrepesca amenazan la salud de la mayor fuente de vida de la Tierra: los océanos.

Naciones Unidas declaró el 8 de junio como Día Mundial de los Océanos para poner en valor el gran papel que estas vastas y misteriosas extensiones de agua juegan en el equilibro de nuestros ecosistemas y recordarnos que es responsabilidad de todos protegerlas.

«Los océanos no son solo una fuente de alimento y empleo para millones de personas, sino también una fuente fundamental de oxígeno. El 93% del calor que se acumula en la atmósfera es absorbido por el mar, así como una cuarta parte del dióxido de carbono (CO2) que liberan los combustibles fósiles», afirma Laura Rodríguez, directora del sello de certificación de pesca sostenible MSC en España y Portugal. Sin embargo, están sometidos a una gran presión. «Los cambios bruscos de temperatura, la acidificación y desoxigenación de las aguas y las desviaciones de las corrientes oceánicas están cambiando profundamente la vida marina. Además, están generando desplazamientos de poblaciones de peces hacia latitudes más altas, lo que puede tener un gran impacto en el acceso al pescado como fuente de proteínas y en la gestión de los recursos pesqueros», explica esta portavoz.

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Laura Rodríguez (MSC): «Los cambios de temperatura, la acidificación y desoxigenación de las aguas y las desviaciones de las corrientes están cambiando profundamente la vida marina»

Disminuir las emisiones y transitar hacia una economía baja en carbono, y fomentar la pesca sostenible son dos retos críticos para evitar los efectos más nocivos sobre los océanos. La otra gran batalla es bien conocida: poner freno, de una vez por todas, a la contaminación plástica.

Desde la generalización del uso de este material a mediados del siglo XX, el estado de salud de los océanos no ha hecho más que empeorar. Actualmente van a parar a sus aguas 8 millones de toneladas de plástico anuales, poniendo en peligro a la fauna marina, destruyendo sus ecosistemas y entrando en la cadena trófica a través de diminutas partículas. Sin ir más lejos, el 90% de la sal que consumimos contiene microplásticos (un término, por cierto, que la Fundéu eligió «palabra del año» en 2018, no por casualidad).

La importancia del ciclo del agua

Es importante señalar que esos residuos llegan hasta los mares a través de los grandes sistemas fluviales –la lluvia, el viento o la acción de las tormentas– por muy lejos de la costa que se hayan generado. «No tires nada. El mar empieza aquí». Es el mensaje que puede leerse junto a las alcantarillas de algunas ciudades españolas como Gijón o Cádiz. «La educación ambiental y la concienciación ciudadana acerca del buen uso de estos elementos son básicos si queremos evitar la llegada masiva de plásticos a nuestros mares y océanos», sostiene Juan Pablo Merino, director de Comunicación y RSC de Aqualia. «Si hay una actividad que podemos considerar circular», añade, «es la gestión del ciclo integral del agua».

Juan Pablo Merino (Aqualia): «Si hay una actividad que podemos considerar circular, es la gestión del ciclo integral del agua»

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Según explica Merino, «los tratamientos que se aplican en los países desarrollados para depurar las aguas residuales garantizan que, en gran medida, llegan en óptimas condiciones al devolverlas al río o al mar. Eso cuando el agua regenerada no es reutilizada para otros usos (riego agrícola, parques y jardines, baldeo de calles, campos de golf, o recarga de acuíferos)». Pero es cierto que «muchas plantas depuradoras (EDAR) pueden no estar preparadas para gestionar algunos desechos que el estado del bienestar genera cada día», reconoce, si bien recalca que la tecnología para hacerlo ya existe. «Solo haría falta voluntad política e inversión».

Olas del cambio

Pero también investigación y ciencia. Bajo esta premisa, Iberostar trabaja para comprender la razón de los problemas del océano desde una perspectiva académica a través de la Cátedra Iberostar del Mar, que se enmarca en el movimiento Wave of Change. «El sector turístico juega un importante papel en la conservación de los ecosistemas marinos y costeros. Durante las últimas décadas, la movilidad de las personas se ha incrementado notablemente. Solo en España recibimos más de 83 millones de turistas durante 2019, la mayor parte de ellos en zonas costeras. Es el país de la OCDE con mayor peso del turismo en su PIB (el 11%) y es una fuente de ingresos también para muchos otros sectores», argumenta Soraya Romero, directora de Sostenibilidad de EMEA de Grupo Iberostar.

Soraya Romero (Iberostar): «El sector turístico juega un importante papel en la conservación de los ecosistemas marinos y costeros»

El proyecto impulsado por la compañía se articula en tres líneas de actuación: el consumo responsable de pescado en los restaurantes de sus hoteles, la inversión en salud costera y la reducción de plásticos de un solo uso en sus espacios. «Queremos asumir el liderazgo hacia este nuevo modelo de turismo más responsable. El océano puede parecer infinito, pero entre todos debemos encontrar soluciones para asegurar la salud del mismo», apunta Romero.

En efecto, no solo podemos, sino que debemos, emplear todos los esfuerzos en proteger los océanos desde todos los ámbitos de actuación y desde todas las geografías. Beber agua del grifo siempre que sea posible u optar por llevar siempre una botella reutilizable es un pequeño gran gesto por el que podemos empezar. El movimiento Dopper Wave, lanzado por Dopper con motivo del Día Mundial de los Océanos, pretende sumar voluntades y compromisos para revertir la contaminación marina invitando a compañías, eventos e individuos a sumarse a esta otra ola. «Creemos que hay una mayor concienciación en el consumidor, que intenta hacer elecciones más responsables en el momento de sus compras. A la vez, los Gobiernos están tomando parte en el asunto y desarrollando medidas que tendrán un impacto directamente en la decisión de compra, con la aprobada Estrategia Española de Economía Circular y el anteproyecto de Ley de Residuos», opina Gabriela Ptak, sales manager de New Markets en Dopper.

Gabriela Ptak (Dopper): «Para que la Ley de Residuos sea exitosa, es esencial que haya más fuentes de agua disponibles en vías públicas y edificios»

Esta Ley plantea, entre otras medidas, un impuesto para gravar los plásticos desechables, tasas de reciclaje más duras a los municipios o la obligatoriedad de bares y restaurantes de ofrecer agua gratuita. Todas ellas bienvenidas, pero según Ptak, no suficientes. «Para que este plan sea exitoso, también es esencial que haya un mayor número de fuentes de agua disponibles en vías públicas y edificios, así como informar al consumidor acerca de la calidad de agua que tienen en su ciudad y fomentar su consumo».

Mejor del grifo

A día de hoy, en España hay unos 17.000 puntos de rellenado de agua gratuita. «¿Y si pudiéramos preguntar a nuestro móvil dónde está la fuente más cercana cuando tenemos sed?», pregunta retóricamente Carlos Ferrando, fundador y CEO de Closca. Esta empresa valenciana ha lanzado la app Closca Water, que geolocaliza las fuentes públicas, los restaurantes, las cafeterías o las tiendas donde cualquier usuario puede recargar gratis su botella de agua y le recompensa por ello. «Gana la tienda, gana el usuario, gana el planeta», resume Ferrando. «Hay una oportunidad gigantesca de trabajar en colectivo y el big data puede ayudarnos mucho en ese sentido. Ojalá algún día la humanidad se convierta en ese superorganismo que necesita el planeta».

Carlos Ferrando (Closca): «Hay una oportunidad gigantesca de trabajar en colectivo y el big data puede ayudarnos mucho en ese sentido»

Junto a las botellas, bolsas, latas y mallas que ya nadaban en los océanos irrumpe, ahora, un tsunami de guantes y mascarillas. Según datos del Gobierno, hasta finales de mayo se habían distribuido más de 113 millones de mascarillas, 36 millones de guantes de nitrilo, 4,7 millones de test rápidos o más de 850.000 kits PCR.

La marca de moda sostenible Ecoalf está intentando plantar cara a este efecto colateral de la pandemia. «Estamos desarrollando unas mascarillas hechas con hilo reciclado con protección antimicrobiana, reusables, lavables y reciclables. Por primera vez, vamos a ofrecer el servicio de traer tu mascarilla cuando decidas dejar de utilizarla y daremos un descuento sobre la compra de la próxima», nos cuenta su directora de Innovación y Sostenibilidad, Carol Blázquez. La Fundación Ecoalf trabaja además activamente desde 2015 por recuperar la salud de los océanos a través del proyecto Upcycling the Oceans, a través del cual han logrado recuperar en torno a 500 toneladas de basura que reposaban en el fondo del Mediterráneo gracias a la ayuda voluntaria de los pescadores. Blázquez recuerda: «El mar no es un vertedero».

Carol Blázquez (Ecoalf): «Estamos desarrollando unas mascarillas hechas con hilo reciclado con protección antimicrobiana, reusables, lavables y reciclables»

Desafortunadamente, esa es la estampa que Óscar Bel se ha encontrado más de una vez. Este buceador, CEO de Klean Kanteen, insiste en que hace falta educación de las generaciones más jóvenes y se lamenta de que «desafortunadamente, somos varias las generaciones que no fuimos educadas en la protección del entorno». Para muestra, un botón: solo en España, se consumen al año 480.000 millones de botellas de plástico. Muchas pueden tardar hasta 500 años en descomponerse. Precisamente con la llegada del coronavirus, el consumo de agua embotellada ha aumentado alrededor de un 70%, siendo el producto más demandado después del papel higiénico.

«Sin restar gravedad a la crisis sanitaria que estamos viviendo, y por la que tantas y tantas familias están sufriendo la pérdida o enfermedad de sus seres queridos, nos vemos en la responsabilidad de decir que no es necesario consumir agua embotellada durante la crisis del COVID-19. El agua del grifo es segura respecto a la transmisión del virus. En España el 99,5 % del agua de abastecimiento urbana, la que sale de nuestros grifos, sigue unos estrictos controles sanitarios», comunicaban recientemente desde Greenpeace, algo en lo que también hacen hincapié las dos asociaciones mayoritarias en el sector: AEAS (Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento) y AGA (Asociación Española de Empresas Gestoras de los Servicios de Agua Urbana).

Óscar Bel (Klean Kanteen): «Hace falta educación. Desafortunadamente, somos varias las generaciones que no fuimos educadas en la protección del entorno»

El mar, decíamos, empieza aquí: en nuestras calles, en nuestra cesta de la compra, en nuestro modo de vida. La salud de los océanos está íntimamente conectada con la salud humana. La ONU ha establecido el período 2021-2030 como la Década de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible, con el fin de movilizar en torno al ODS 14 a la comunidad científica, a los políticos, a las empresas y a la sociedad civil en el desarrollo de un programa común para salvar los pulmones de la Tierra.

En el Día Mundial de los Océanos, rescatamos las palabras del explorador Jacques Y. Cousteau: «No olvidemos que el ciclo del agua y el ciclo de la vida son uno mismo».

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