La infoxicación también ha llegado a la conversación de la automoción limpia, y eso está dificultando la integración del vehículo eléctrico en la ciudadanía. La segunda edición de #AyvensTalks reunió a varios expertos para analizar cómo impulsar la nueva movilidad.
Se llamaba La Jamais Contente y alcanzó los 105,88 kilómetros por hora en un momento –concretamente el año 1899– en el que era inimaginable. Mucho más si ocurría a lomos de un motor eléctrico que fue, precisamente, el que impulsó este vehículo en Francia para demostrar que otra movilidad, ya por entonces, era posible. Quizá entonces el nombre debería haber sido otro, uno capaz de recoger la esencia de ese entusiasmo tan humano de buscar siempre cómo mejorar hacia la eficiencia. Con permiso de su creador, el ingeniero belga Camille Jenatzy, proponemos rebautizarlo La Non-conformiste. La inconformista.
En 2004, en España, el Instituto de Investigación del Automóvil, en colaboración con la Universidad Politécnica de Madrid y otras entidades, lanzaron el EPISOL, un vehículo eléctrico híbrido con pila de combustible y placas solares que tuvo una gran repercusión mediática: en un momento en el que la conversación sobre alternativas de propulsión más sostenibles daba sus primeros pasos, aparecía una propuesta mucho menos contaminante y mucho más eficiente para las ciudades.
A la cabeza de este trabajo pionero estuvo José María López, actual catedrático de Transportes de la ETS de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid, quien fue precisamente el encargado de inaugurar con una charla sobre la propulsión la segunda edición de #Ayvenstalks, una nueva serie de encuentros inspiradores impulsada por Ayvens, compañía de referencia en movilidad sostenible, para potenciar el aprendizaje compartido en torno al futuro de la movilidad.
En ella, el catedrático abordó una serie de retos a los que se enfrenta la industria a la hora de impulsar alternativas de propulsión menos contaminantes, haciendo además un repaso técnico del panorama energético en torno a los biocombustibles, la electricidad y el hidrógeno frente a los combustibles convencionales, el gas natural y el gas licuado de petróleo (GLP). Todos ellos piezas de un puzle que debe verse en conjunto para hacer posible un futuro hacia la descarbonización.
«Es inviable alcanzar los objetivos de descarbonización mediante una solución única. Necesitamos impulsar toda las soluciones factibles aplicando el principio de neutralidad tecnológica», aseguraba José María López, que hizo especial hincapié los retos técnicos que surgen debido al horizonte legislativo europeo –especialmente la normativa Euro 7, que entrará en vigor en 2025 para reducir drásticamente los límites de emisiones contaminantes en gasolina y diésel– y añaden mayor peso a uno de los principales obstáculos percibidos por la ciudadanía en la movilidad sostenible: el precio.

«Poco a poco el tubo de escape empieza a situarse en el mismo coste que un motor, lo que se traduce en un mayor coste del vehículo», afirmó. «Transformar los vehículos para atender a las obligaciones de reducción de CO2 de la Comisión Europea para el año 2025 es una tarea cada vez más exigente a la que muchas compañías de vehículos se van a ver con grandes dificultades para cumplirla y que supondrán multas millonarias de hasta 20.000 millones de euros que deberán afrontar».
En contra de la infoxicación (eléctrica)
Con la movilidad eléctrica como protagonista del transporte rodado, el debate de este encuentro moderado por David Henche, responsable de comunicación externa y ESG de Ayvens España, ha llevado a los expertos a reflexionar sobre una de las principales tendencias globales que, como a otros contextos, también afecta al del automóvil electrificado: la desinformación y la necesidad de divulgación.

«Hay legislación, como la nueva normativa de calidad del aire, que cambian por completo el papel del ciudadano y le permite reclamar la mala calidad del aire de su ciudad, y esas deben divulgarse para poder enfocar la movilidad con más información», puntualizó May López Díaz, directora de desarrollo de Empresas por la Movilidad Sostenible. Para ello son necesarias las alianzas entre empresas y sector público pero, sobre todo, «la colaboración público-pública». «Una de las necesidades para enfrentar la desinformación que tienen las empresas es la seguridad jurídica y la construcción de un horizonte claro en normativa», expuso la experta.
Una necesidad compartida por todo el panel de expertos, especialmente por parte de Arturo Pérez de Lucía, director general de AEDIVE, quien aseveró que «la infoxicación en torno al vehículo eléctrico es un problema que hemos procrastinado y que hay que trabajar, poniendo especial foco tanto en la formación de la ciudadanía», para que conozca en profundidad la realidad del coche eléctrico en España, las diferencias de potencias y las necesidades a tener en cuenta a la hora de comprar un coche. «Desde el punto de vista de la eficiencia energética, el vehículo eléctrico cobra verdadero sentido y tenemos que dar a conocer el ecosistema industrial, tecnológico y de servicios basado en la movilidad eléctrica que tenemos en España porque va a ser el futuro de la automoción», afirmó.
Cuestión de percepción
En torno a esa necesidad de conocimiento de la ciudadanía, Antonio Cruz, director comercial y de marketing de Ayvens España puso sobre la mesa las principales quejas del público general en torno al vehículo eléctrico: su precio es casi un 30% más caro que su equivalente en combustión, ya sea gasolina o diésel, a nivel europeo. En sus palabras, a la hora de calcular el Coste Total de Propiedad (TCO) –es decir, los costes totales asociados con la compra, el uso y el mantenimiento de un vehículo eléctrico a lo largo de su ciclo de vida frente al precio del combustible convencional– todavía no sale a cuenta.

«Ese precio es una gran barrera de entrada. Recientemente se realizó un estudio a nivel europeo donde más del 35% de ciudadanos estaría dispuesto a dar el salto al vehículo eléctrico siempre y cuando el precio estuviese por debajo de los 25.000 euros», aseguró. «Otro problema son los puntos de recarga: ya estamos con más de 30.000 en toda España, pero un porcentaje importante no funciona y menos del 10% son de recarga rápida».
Sin embargo, Pedro E. Arteaga, Head of Business Development de Endesa, insistió en la importancia de la adecuación. No se trata de instalar puntos de recarga rápida en todos los lugares, sino de una adaptación en función del área. «Los operadores nos estamos esforzando en hacer una red de recarga de calidad a la que todos puedan adaptarse», aseguró antes de afirmar que el principal reto que se encuentran a la hora de hacer este despliegue son las barreras administrativas. «Necesitamos despliegues más rápidos con la colaboración público-privada y público-público, para evitar barreras».

«La movilidad va muchísimo más de cambios de hábitos que de tecnología. La oportunidad está ahí, pero hay que traducirla en mejores precios para los ciudadanos», concluyó Marcos Rupérez, consultor especializado en proyectos de hidrógeno y movilidad, quien aprovechó la conversación sobre el déficit de conocimiento en torno a energías alternativas para insistir en que «la perspectiva de la sociedad sobre el hidrógeno verde como única aplicación a los coches es muy errónea». Este es, más bien, una alternativa mucho más viable para aquella parte de la movilidad difícil de electrificar, como es el caso del transporte marítimo y aéreo.
«Compartir las experiencias nos está ayudando a avanzar de forma más rápida: el conocimiento y el dato es poder y eficiencia», puntualizó May López Díaz al final de este diálogo organizado por Ayvens. En este sentido, Arturo Pérez de Lucía aprovechó para hacer especial hincapié en la importancia del entusiasmo a fin de impulsar un mayor conocimiento de la realidad del coche eléctrico: «Somos líderes en fabricación del coche eléctrico, Tenemos una industria de litio por desarrollar y una oportunidad enorme de I+D. Nuestra industria va a ser el futuro de la automoción». La clave está en repensar y cambiar el paradigma.
